El fuego de 1994 no fue el primer siniestro que sufría el teatro. Ya en abril de 1861, otro
incendio había destruido la sala del público y la zona del escenario. Más tarde, el 7 de
noviembre de 1893, la bomba lanzada por un anarquista contra el patio de butacas provocó 20
víctimas mortales y otros tantos heridos. En cambio, por fortuna, ni el incendio de 1994 ni el
de 1861 se saldaron en víctimas humanas