A pesar de ello, un grupo selecto de familias poderosas gozan de un nivel de vida propia del primer mundo. Cerca del 70 % de los haitianos depende de la agricultura, que consiste principalmente de agricultura de subsistencia. El país ha tenido muy pocos puestos nuevos de trabajo, aunque la economía informal está en crecimiento. El fracaso en el intento de lograr acuerdos con patrocinadores internacionales ha impedido que Haití obtenga asistencia para un presupuesto y programas de desarrollo.